martes, 29 de marzo de 2011

Experiencia vivida por muchos

El siguiente relato no sucedió con migo, pero si a una amiga y es un testimonio que a todo el mundo, especialmente los caleños, por nuestras vías llenas de huecos, nos pueden pasar.
Era un domingo, Catalina quería aprender a manejar, así que le pregunto a su padre si le enseñaba, ella de antemano conocía su padre y sabia que cualquier error que cometiera, él la regañaría o se molestaría por causarle cualquier daño al carro, pero aún así, las ganas de aprender y de poder manejar tal como lo hacían sus demás compañeras y compañeros, la impulsaron a preguntar y a atenerse a lo que pasaría en caso de que algo saliera mal. El padre, por complacer el pedido de Catalina, acepta enseñarle, aunque con un poco de temor, porque ella no sabe manejar y no quiere que al carro le ocurra alguna cosa que lo deteriore o le ocasione daño.
Como había dicho antes era un domingo, como es de esperarse el trafico en este día no es de mucha congestión, así que el padre le deja coger el carro desde la casa, ella abre el garaje, saca el carro siguiendo las indicaciones de su padre, se dirigen al ingenio, lugar donde hay menor tráfico y donde la mayoría de agencias o padres llevan allí a sus hijos a aprender. Catalina aprendió rápido y realizo las actividades que su padre le puso como prueba, el dio por terminada la sección. Ya eran como las 6:30 pm así que se dirigieron a la casa, pero ella quiso coger por otro camino, cogió la Simón Bolívar, pensando que todo saldría como estaba saliendo, pero a esta hora el trafico subió un 20% ella iba a una velocidad normal, cuando de pronto no vio un hueco y paso sobre él, su papa apenas la miraba, Catalina se empezó a llenar de nervios, a lo lejos vio otro, pero por esquivarlo no vio que venía otros carros y se oyeron los pitos y los frenos puestos por el carro de atrás, su papa la miraba mal y empezaban los regaños típicos de un padre, “usted es que no ve”, “casi nos chocamos”, “ va muy rápido”, etc. Pero lo último que hizo catalina que lleno la paciencia del papa fue cuando dio la curva que queda al frente del Valle Del Lili, pues callo en hueco, cráter de treinta centímetros de profundidad en el que Catalina ni pudo esquivarlo ni reaccionar, cuando paso esto su padre le dijo “Cambiemos ya, yo sigo manejando, y el carro no me lo vuelve a pedir nunca más “.    

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